Proteger la paz y la Constitución, un horizonte compartido
En este texto ampliaremos la información sobre el mandato seis: proteger la paz y la Constitución, con el que más de cinco mil personas logran coincidir en un horizonte común, una apuesta de futuro e identitaria.
¿Qué deberíamos mantener en Colombia? Esta es una de las tres preguntas que más de cinco mil colombianos podían escoger para desarrollar una conversación con desconocidos. Las otras dos eran qué cambiar y qué mejorar.
No queremos cambios radicales. Queremos que funcione lo que tiene que funcionar. Que el país marche según acordamos en la Carta Magna y que se cumplan los acuerdos que hacemos.
Conservar la felicidad
Silencio, las niñas y los niños están hablando. Esta es la agenda de más de 400 niñas, niños y adolescentes que participaron en las conversaciones.
Su presencia y su voz fueron muy importantes no sólo por la posibilidad de diálogo para un segmento poblacional que, en ocasiones, se deja de lado en la conversación pública, también por el especial énfasis que hicieron en asuntos relacionados con el medio ambiente. De todos los segmentos etarios analizados, los participantes de entre 8 y 18 años fueron los que más conversaron sobre medio ambiente, biodiversidad y otros temas asociados a la sostenibilidad.
Corrupción, el gran obstáculo según los colombianos
En este texto ampliaremos la información sobre los mandatos dos y tres, que podríamos resumir así: cambiar la política y transformar la cultura para eliminar la corrupción.
Si en Colombia pudiéramos darle un nombre al gran enemigo que nos impide tener un mejor país, es decir, un país en el que se cumpla la Constitución Política, ese nombre sería Corrupción.
Estos fueron el segundo y el cuarto temas que más conversaron en las sesiones. El 72% de las conversaciones sobre política hizo referencia a la necesidad de cambio. En el caso de la corrupción fue del 94%.
¿Para qué una educación que ponga en el centro la formación ciudadana? Para eliminar la corrupción.
¿Para qué cambiar la política? Para eliminar la corrupción.
¿Por qué estamos tristes? Porque creemos que las prácticas corruptas se interpondrán en el cambio que necesitamos.
¿Por qué no confiamos en el Congreso, el presidente y los alcaldes? Porque creemos que sus prácticas son corruptas.